El día 15 de Junio es el Día Mundial de la Tapa ¡Y es Sábado! ¿Que más se puede pedir?
Con este motivo queremos descubrir el origen de las “tapas”. Eso tan de Madrid, tan nuestro.
Para celebrarlo, en Madrid se ha diseñado una divertida ruta en la que participan unos 40 locales.
Del 10 al 19 de junio, podrás saborear las mejores tapas acompañadas de una cerveza al precio de 2,5 euros.
A través de una APP gratuita de última generación, que se podrá descargar desde web de la ruta www.rutadelastapas.com podremos ver la geolocalización de los establecimientos participantes. Desde aquí también podremos votar y acceder a premios.
Empecemos teniendo en cuenta la definición que nos da La real Academia Española donde comienza a parecer en el año 1939, y en el del año 1959 asignada a un andalucismo.
Pero no es hasta el año 1070, cuando se asigna a todo el territorio español, desapareciendo la designación andalucista.
Y dice así “Cualquier porción de alimento sólido capaz de acompañar a una bebida” Sin embargo, la tapa tiene diversos nombres según el lugar del país en que se consuma. En Aragón Y Navarra se conoce como “alifara” y en el país vasco “poteo” o “ “pinchos”.
Además, puede parecer que es una práctica reciente, pero para nada. Sabemos por sus lecturas que en El Quijote, Cervantes hablaba de ellas como “llamativos” mientras que Francisco Quevedo las conocía como “avisillos”.
Con esto en mente vamos a hacer un repaso por las distintas hipótesis sobre el origen de las “tapas”.
¡Allá vamos!
La primera de todas nos lleva al Siglo XIII, con Alfonso X, ‘El Sabio’. Padecía una enfermedad y por prescripción médica se le recetó tomar, entre horas, varios sorbos de vino. El monarca, para reducir los efectos del alcohol, empezó a acompañar la bebida con una pequeña ración de comida. Al recuperarse, creó una ley que ordenaba a todos los mesones de Castilla servir algo sólido junto al vino ya que así, se “tapaban” o reducían los efectos del vino.
Otra de las teorías sobre el origen de las “tapas” nos traslada a la época de los Reyes Católicos. De camino a Andalucía, Fernando II de Aragón paró en una taberna llena de moscas. Para que ninguna terminase dentro de su vaso, el tabernero le puso una curiosa tapa, una rodaja de embutido. Ésta genial ocurrencia pudo convertirse en una costumbre que ha llegado hasta nuestros días.
Hay otra historia ligada a los Reyes Católicos, que durante su reinado, debido al aumento de los incidentes causados por la gran cantidad de cerveza y vino que bebían los carreteros, se obligó a los taberneros a servir la copa de vino o cerveza con una “tapa” consistente en un plato con algo de comida fría. Los clientes debían acabar primero con la comida para poder quitar la tapa. Con esta medida se pretendía que los carreteros salieran de las tabernas lo menos ebrios posibles.
Una hipótesis más reciente sobre el origen de las “tapas” y bastante similar a la de las moscas, nos lleva al reinado de Alfonso XIII.
El rey se encontraba de visita en Cádiz y paró en Ventorrillo del Chato y pidió una copa de vino de Jerez. Fue en ese momento cuando el viento levantó una enorme polvareda. Un camarero colocó una loncha de jamón sobre el vaso para evitar que el polvo entrara en él. Al monarca la idea le hizo gracia y más tarde pidió otro vaso con otra tapa igual. Los allí presentes exigieron que su bebida también llevase su tapa.
¡Pero no todo va a ser monarquía! El pueblo llano también tiene versión sobre el origen de las “tapas”. Se dice que fueron los labradores y del Siglo XIX los que pusieron de moda el acompañar el vino con algo de comida durante sus largas jornadas de trabajo, evitando hacer comidas pesadas que les dificultaran seguir con sus tareas.