¿Sabías que Feng Shui se traduce como “viento y agua” ?
Esta técnica, con más de 3.000 años de antigüedad, tiene sus raíces en el Taoísmo o medicina tradicional China.
Y en sus inicios estudiaba los cambios de la naturaleza, vinculados con el clima y los astros.
Es habitual confundir la filosofía y estilo de vida Feng Shui con un tipo de decoración oriental, pero lo cierto es que se trata de toda una ideología que pretende encontrar el equilibrio y aportar energía positiva al hogar.
Por ello influye directamente en la decoración, la arquitectura, la orientación de los muebles, la elección de los materiales y los colores.
Pensemos que cada material atrae hacia si un tipo de energía en concreto. Por tanto, los materiales de nuestro hogar deben ser naturales, y representar agua, tierra, fuego y metal. Uno de los imprescindibles es la madera, pero siempre habrá de compensarse con acero, para encontrar el equilibrio ideal. Un buen consejo a tener en cuenta es evitar las superficies de mármol o cristal.
Es importante que la decoración no sea excesiva, hay que escoger bien los objetos y tener solamente los que realmente nos gusten o tengan verdadera utilizad.
¡Recuerda que menos es más!
Cuánto más amplio se perciba el ambiente, más lugar tendrá la energía para fluir con facilidad. Por otro lado, los adornos deben ser alegres y no transmitir ningún sentimiento negativo. Tampoco es aconsejable tener antigüedades, ya que llevan consigo la energía de las personas que los han poseído.
Se recomienda utilizar elementos decorativos de inspiración natural o paisajística y evitar los aparatos electrónicos. Huir de estampados y colores estridentes y apostar por colores lisos y cálidos que den sensación de sencillez y orden. Además se aconseja evitar las esquinas pronunciadas y sustituirlas por elementos redondos. Una mesa ovalada, por ejemplo, propicia la comunicación y resulta más armoniosa.
En cuanto a la distribución, cabe decir que los pasillos deben estar despejados y libres de obstáculos para que la energía fluya libremente. El baño no debe estar frente a las puertas de entrada de casa, y tampoco es recomendable que se encuentre cerca del comedor, escalera o cocina. El wc debería de estar detrás de la puerta o en un lugar en poco visible, para minimizar el efecto negativo del desagüe.
Además, deberemos mantener la tapa cerrada para evitar su influencia negativa.
Por otro lado, la cocina no debería estar frente la puerta del baño o directamente mirando hacia la entrada a la casa. Y es preferible cocinar a la vieja usanza, con cocinas de gas, las cocinas eléctricas destruye la energía de los alimentos.
El color juega un papel muy importante en la filosofía y estilo de vida Feng Shui
La colorimetría se relaciona con los cinco elementos de la naturaleza y por lo tanto, cada estancia necesita un juego de color concreto. En los salones se aconseja el azul, de manera que se propicie una conversación distendida. Pero si lo que se desea es un dialogo más animado se emplearan colores cálidos como el naranja. En la cocina es necesario el vigor, por ello se aconseja el empleo de amarillos, color que además favorece la digestión. Por su parte en el baño se emplean preferentemente tonos fríos que recuerden al agua y la naturaleza, como azules, turquesas y verde claro. Colores que además favorecen la relajación, por lo que también son recomendables para los dormitorios.
De la misma manera se aconsejan para la sala de estudio, donde también será buena idea la inclusión de colores crema.
Ahora que conoces mejor esta filosofía…¿No encantaría vivir en una casa así?